Artículo publicado en LA COLINA DE NERVIÓN. Gracias a nuestro socio Eduardo Cruz Acillona (EL CRISTAL CON QUE SE MIRA).
Defender la alegría como una trinchera,
defenderla
del escándalo y la rutina,
de la
miseria y los miserables,
de las
ausencias transitorias
y las
definitivas.
Defender la
alegría como un principio,
defenderla
del pasmo y las pesadillas,
de los
neutrales y de los neutrones,
de las
dulces infamias
y los
graves diagnósticos.
Defender la
alegría como una bandera,
defenderla
del rayo y la melancolía,
de los
ingenuos y de los canallas,
de la
retórica y los paros cardiacos,
de las
endemias y las academias.
Y de las pandemias, añadiría yo en el último verso…
El poema de Mario Benedetti cuenta con varias estrofas más, les recomiendo que lo busquen por los internetes y lo lean despacio. Es pura medicina para el alma.
Quería traer hoy aquí este poema y esta reivindicación, esta defensa de la alegría como método para seguir luchando contra esa invisible amenaza que nos envuelve, que nos encierra en casa y que nos hace mirar con desconfianza a todo aquel que no porte mascarilla y guantes o se nos acerque a menos de dos metros de distancia en la cola del supermercado.
El domingo salieron los niños a la calle. Un rato, apenas sesenta minutos, ni los noventa reglamentarios de un partido de fútbol… Pero la calle, más allá de energúmenos e insensatos que cogen el brazo cuando sólo se les ofrece la mano, más allá de insolidarios y kamikazes, la calle, digo, se llenó de alegría. Volvieron las risas a las aceras, los patinetes a los carriles bici, los balones contra las fachadas y las combas sobre la hierba de los jardines. Un niño se acercaba hasta la casa de sus abuelos para saludarlos, asomados ellos a una ventana que irradiaba felicidad. Una niña, en un semáforo, dejaba paso a una ambulancia y ésta se paraba y por el megáfono le decía literalmente “Pasa tú antes, que te lo mereces más”. Otros niños miraban incrédulos cómo desde algunos balcones la gente aplaudía sin ser las ocho de la tarde y sin sospechar que esos aplausos iban dirigidos a ellos.
El domingo, aun en pequeñas pero necesarias dosis, recuperamos la alegría. Y fue muy bonito. Y el domingo, también, fue el cumpleaños de Coke Andújar, nuestro Coke 23, el del impresionante saque de banda que acabó en gol de Mbia en semifinales de la Europa League, el jugador más valioso de la tercera final europea ganada por el Sevilla contra el Liverpool con dos goles suyos, nuestro capitán, el que juega en el Levante con el corazón sevillista, el que luce con orgullo el escudo de la eterna sonrisa, el lateral derecho que defiende la alegría…
Eso fue el domingo. Pero el mejor regalo de cumpleaños lo recibió el lunes. Por la noche, en su cuenta de Instagram, lo contaba así: “Y en medio de la oscuridad encendiste la luz (…) Bienvenida a tu vida, Alegría, tus padres estarán aquí para todo lo que necesites y un poquito más. 27 abril 2020, que tengas un maravilloso camino, Hija”. Tu Alegría, con mayúscula, es tuya y de Paula, querido Coke. Pero tu alegría, y la manera que tienes de defenderla, también es nuestra. Felicidades por partida doble.
También tuvo el lunes más motivos para defender la alegría. Se cumplían catorce años de aquel chutazo imposible de Antonio Puerta en la prórroga de un partido que nos ponía bajo los pies la alfombra roja hacia la primera final europea del Sevilla FC. Este lunes las redes sociales y el canal de televisión del club se encargaron de llenarnos los ojos de lágrimas y el pecho de alegría recordando aquella gesta, principio de algo que nadie imaginó y que ahora seguimos guardando en las vitrinas más exclusivas de nuestra memoria colectiva.
Este lunes, aprovechando las medidas infantiles de desconfinamiento, pude dar un paseo por el barrio. Me acerqué hasta el Sánchez-Pizjuán. Pasé por delante de la puerta 16, miré hacia arriba y, aunque no eran las ocho de la tarde, aplaudí. Porque tan héroes son los que cuidan de nuestra salud como los que defienden hasta el pitido final, prórroga incluida, nuestra alegría.
Un dentista uruguayo que escribe teatro, un boticario novelista, una farmacéutica nuclear, un abogado columnista, un productor de cine portero de fútbol sala y un filósofo editor.